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Pedro Sánchez se siente mas cerca de uno que de otro ¿de cual? |
El
documento enviado hace unos días al PSOE por Unidas Podemos contiene un amplio conjunto
de propuestas programáticas serias, acompañadas de una estructura de gobierno que
deben servir como base reiniciar una negociación cuyo objetivo debe ser la
existencia de un Gobierno basado en un programa de izquierdas.
Sin
embargo y como cabía esperar, el PSOE en lugar de remitir una propuesta
alternativa, se limita a ver "inviable" la enviada por Unidas Podemos
para formar un gobierno de coalición y desarrollar medidas programáticas para
mejorar la vida de las clases más desfavorecidas, para luchar contra el cambio
climático e iniciar, desde un gobierno que realmente se lo crea, un proceso de
transición ecológica; para consolidar los derechos de las mujeres implantando
la perspectiva de género en todas las políticas; para que el acceso a la
vivienda sea un derecho real; para asegurar una educación, una sanidad y unos
servicios sociales públicos verdaderamente universales; sin olvidar nuestro papel
en Europa y en el mundo.
Y
así, un mes después de la fallida
investidura de julio y un mes antes de la última oportunidad, el PSOE sigue
queriendo una investidura gratis y manos libres para llevar a cabo las
políticas neoliberales que siempre ha desarrollado desde que Felipe González
asumió la presidencia del gobierno allá por 1982.
Pero
Pedro Sánchez tiene un problema para ello y es el de que no cuenta con los escaños suficientes para lograrlo y con quien
le gustaría ir (Rivera) no quiere saber nada (por ahora) y parece, o no quiere
enterarse de que con los únicos apoyos con los que puede contar para alcanzar
la investidura son los de Unidas Podemos, pero para ello es necesario negociar,
ceder por ambas partes hasta llegar a un punto de coincidencias –no de imposiciones
mutuas- que, sin satisfacer a todos, sea suficiente para ir avanzando.
Y
para ello hay que negociar y el Candidato a Presidente, principal responsable
de que haya negociaciones y de alcanzar un acuerdo, aunque sea de mínimos, ha
empleado todo un mes para distraer a la opinión pública con reuniones con lo
que él denomina “sociedad civil”, queriendo aparecer como lo que nunca fueron ni
él ni el PSOE: adalides de la participación ciudadana, la que Felipe González
se cargó anulando, por ejemplo, a las Asociaciones de Vecinos, esas que jugaron
un papel de primer orden en la transición.
“Sociedad
civil” con la que no sólo hay que contar, si no potenciar su influencia en las
decisiones políticas; pero que no dispone de un solo escaño en el Congreso y por
lo tanto de la que no depende su investidura como presidente del
Gobierno. Sociedad civil que por otra parte ha repetido por activa y por
pasiva mil veces la necesidad de que haya un gobierno de izquierdas en base a
un acuerdo programático y un gobierno de coalición.
A
este juego y a las vacaciones ha dedicado ya un mes y sigue haciéndolo; tiempo
que se debería haber empleado y debe emplear en retomar contactos e iniciar
nuevas negociaciones, ya fueren estas partiendo de cero, bien desde el punto en
que se quedaron en el momento de la fallida investidura. Pero hacerlas y no
mareando la perdiz con supuestas conversaciones con una sociedad civil que
ningún voto le puede aportar en una investidura que sigue en el aire. Esfuerzos
que Sánchez y sus portavoces deben emplear en negociar y no hacerlo en
invectivas, tanto en los medios como en las redes, dirigidas contra sus
posibles aliados con el objetivo de confundir a la opinión pública, sino
también con el de crear un estado de opinión entre sus votantes, esos que le
chillaban que “con Rivera NO”, de que es imposible llegar a acuerdos con los
“extremistas” de Unidas Podemos.
El
último ejemplo de esta actitud despectiva ha sido la contestación del gobierno
en funciones a la propuesta de Unidas Podemos. ¿Se puede contestar seriamente
en cuatro horas diciendo que es inviable a una propuesta de más de cien
páginas? Sí quisieran negociar y no crear barreras la respuesta lógica hubiera
sido algo así como que se estudiará detenidamente y haremos la nuestra.
Está
más claro que el agua que la CEOE y la Banca –la verdadera “sociedad civil” de
Sánchez-, ya que es imposible un gobierno de PP-Cs, quieren uno en solitario
del PSOE que ponga en práctica, con ligeros retoques sociales, sus políticas
neoliberales tal y como hizo Zapatero con su reforma laboral y la modificación
del 135 de la Constitución, esa que nos ha impuesto que el pago de los
intereses de la deuda a la Banca es, ahora constitucionalmente, anterior a los
gastos en cuestiones como la sanidad la educación, la dependencia, etc…
Ese
es el gobierno que quieren y ese es el gobierno que hay que evitar. Para ello,
además de llevar a cabo una negociación inteligente, es necesaria una
movilización social que fuerce al PSOE a aceptar un gobierno de coalición, o al
menos un acuerdo programático para los próximos cuatro años.
Sólo
hay cuatro opciones: gobierno de coalición, gobierno en solitario del PSOE en
base a un acuerdo programático de gobernabilidad con Unidas Podemos, gobierno
en solitario del PSOE sin acuerdo previo y movido por el capital neoliberal, o
nuevas elecciones con el riesgo de una más que posible desafección de unos
frustrados, con unos y otros, votantes de izquierdas; riesgo al que se podría
añadir la aparición a escala estatal de ese lobo del capital con piel de
cordero progre que es Iñigo Errejón; riesgos que podrían llevar a un gobierno
del Estado similar al de la Comunidad de Madrid.
Sánchez
y el PSOE tienen sus preferencias claras y la responsabilidad máxima. Le toca a
Unidas Podemos –que no a Pablo Iglesias, ya está bien de personalismos- actuar
inteligentemente para que forzar la mejor y más progresista salida posible a
esta situación.
José Ramón Mendoza
Agosto 2019
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