La Ley de Memoria Democrática ha sido publicada definitivamente en el BOE; texto legal que garantiza plenamente los derechos a la Verdad,
Justicia y Reparación para las víctimas, así como los de garantía de no
repetición. Ley que por primera vez en nuestra democracia condena el golpe
militar de julio de 1936 y la dictadura franquista, al mismo tiempo que
reivindica lo mejor de nuestra historia: las personas que lucharon por la
democracia y la libertad.
Esta
entradilla sobre la Ley de Memoria Democrática y su contenido viene a cuento
porque muchos vecinos de Hoyo de Manzanares puede que ignoren el origen del
olivo existente en el parque situado entre el consultorio y el edificio de los
Servicios Sociales y que es conocido como “la casa del médico”.
Puede
también que pocos vecinos conozcan porque este árbol tiene su tronco y ramas
principales muertas mientras que el follaje se sitúa en dos ramas salidas
directamente de sus raíces.
En
lo que entonces era una placita, ciertamente bien remodelada, se encontraba un
monumento, conocido también como el “aguilucho” ya que estaba coronado por un
águila de piedra de claro corte franquista y en cuyo pie rezaba la leyenda de “caídos
por Dios y por España”, lo que cuando se colocó, en los tiempos de la dictadura
franquista, significaba claramente se refería solamente a quienes participaron
en un golpe de estado que, tras fracasar como tal gracias a la defensa popular,
se convirtió en una guerra, no entre españoles como nos han hecho y hacen
creer, sino entre quienes defendían una República legalmente constituida y
quienes querían implantar una dictadura defensora de los privilegios de las
clases dominantes y que, tristemente vencieron con la ayuda del nazismo de
Hitler y del fascismo de Mussolini y la pasividad de las denominadas
democracias europeas.
En
2004, veinticinco años después de las primeras elecciones municipales
desarrolladas de nuevo en democracia, la existencia de un monumento que glorificaba
el golpismo y una dictadura que supuso los años más negros de nuestra historia,
no podía seguir presidiendo una plaza pública y, adelantándonos en diez y ocho años
a la recientemente publicada Ley de Memoria democrática, el monumento fue
sustituido por un olivo, árbol que en todo occidente siempre ha significado la
paz y la democracia.
Resistencia y victoria de un árbol
Tras
su plantación en un acto que contó con la presencia de numerosos vecinos y las
críticas de quienes diciéndose demócratas no condenaban la dictadura franquista,
no pasaron muchos días sin que éste símbolo de la concordia fuera víctima de la
violencia fascista. Primero sus ramas fueron tronchadas, más tarde se le
intentó prender fuego, para más tarde ser rociado con ácidos en un intento de
matarle.
Pero
no fue así, el olivo de la “Casa del Médico” no sólo resistió esas agresiones,
si no que poco a poco, al cabo del tiempo y cuando los agresores fascistas
pensaban que habían triunfado, unos ligeros brotes nacieron de sus raíces.
Brotes que con los años se han convertido en verdaderas troncos y ramas,
demostrando así que para impedir que la ultraderecha, heredera de ese pasado
franquista, triunfe los demócratas y, especialmente la izquierda debe hacer
como el olivo de Hoyo de Manzanares; no sólo resistiendo los ataques, si no
también y sobre todo produciendo ideas nuevas que, como las nuevas ramas de
nuestro de nuestro árbol se nutren de un sólido tronco, extraigan su savia de
las raíces que siempre nos han definido, las de la Libertad, la Democracia y el
Socialismo.
José
Ramón Mendoza
Izquierda Unida
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