jueves, 20 de octubre de 2022

HISTORIA DE UN OLIVO

El árbol que venció a los fachas

La Ley de Memoria Democrática ha sido publicada definitivamente en el BOE; texto legal que garantiza plenamente los derechos a la Verdad, Justicia y Reparación para las víctimas, así como los de garantía de no repetición. Ley que por primera vez en nuestra democracia condena el golpe militar de julio de 1936 y la dictadura franquista, al mismo tiempo que reivindica lo mejor de nuestra historia: las personas que lucharon por la democracia y la libertad.

Esta entradilla sobre la Ley de Memoria Democrática y su contenido viene a cuento porque muchos vecinos de Hoyo de Manzanares puede que ignoren el origen del olivo existente en el parque situado entre el consultorio y el edificio de los Servicios Sociales y que es conocido como “la casa del médico”.

Puede también que pocos vecinos conozcan porque este árbol tiene su tronco y ramas principales muertas mientras que el follaje se sitúa en dos ramas salidas directamente de sus raíces.

En lo que entonces era una placita, ciertamente bien remodelada, se encontraba un monumento, conocido también como el “aguilucho” ya que estaba coronado por un águila de piedra de claro corte franquista y en cuyo pie rezaba la leyenda de “caídos por Dios y por España”, lo que cuando se colocó, en los tiempos de la dictadura franquista, significaba claramente se refería solamente a quienes participaron en un golpe de estado que, tras fracasar como tal gracias a la defensa popular, se convirtió en una guerra, no entre españoles como nos han hecho y hacen creer, sino entre quienes defendían una República legalmente constituida y quienes querían implantar una dictadura defensora de los privilegios de las clases dominantes y que, tristemente vencieron con la ayuda del nazismo de Hitler y del fascismo de Mussolini y la pasividad de las denominadas democracias europeas.

En 2004, veinticinco años después de las primeras elecciones municipales desarrolladas de nuevo en democracia, la existencia de un monumento que glorificaba el golpismo y una dictadura que supuso los años más negros de nuestra historia, no podía seguir presidiendo una plaza pública y, adelantándonos en diez y ocho años a la recientemente publicada Ley de Memoria democrática, el monumento fue sustituido por un olivo, árbol que en todo occidente siempre ha significado la paz y la democracia.


Resistencia y victoria de un árbol

Tras su plantación en un acto que contó con la presencia de numerosos vecinos y las críticas de quienes diciéndose demócratas no condenaban la dictadura franquista, no pasaron muchos días sin que éste símbolo de la concordia fuera víctima de la violencia fascista. Primero sus ramas fueron tronchadas, más tarde se le intentó prender fuego, para más tarde ser rociado con ácidos en un intento de matarle.

Pero no fue así, el olivo de la “Casa del Médico” no sólo resistió esas agresiones, si no que poco a poco, al cabo del tiempo y cuando los agresores fascistas pensaban que habían triunfado, unos ligeros brotes nacieron de sus raíces. Brotes que con los años se han convertido en verdaderas troncos y ramas, demostrando así que para impedir que la ultraderecha, heredera de ese pasado franquista, triunfe los demócratas y, especialmente la izquierda debe hacer como el olivo de Hoyo de Manzanares; no sólo resistiendo los ataques, si no también y sobre todo produciendo ideas nuevas que, como las nuevas ramas de nuestro de nuestro árbol se nutren de un sólido tronco, extraigan su savia de las raíces que siempre nos han definido, las de la Libertad, la Democracia y el Socialismo.

José Ramón Mendoza

Izquierda Unida

 

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