Ni en dioses, reyes ni
tribunos
está el supremo
salvador,
nosotros mismos
realicemos
el esfuerzo redentor
José Ramón Mendoza
Esta estrofa de “La Internacional” que
siempre ha debido estar vigente en nuestras mentes, muchas veces ha dejado de
estarlo, y creo que en estos tiempos necesitamos reflexionar sobre ella y lo
que quiere trasmitir.
La libertad
religiosa es un derecho, por ello de dioses no voy a decir nada. Que cada uno y
cada una, según sus creencias, valore su actitud salvadora en esta vida y no en
otra, si creen que existe, hacia los pobres de la tierra de su deidad.
De reyes ¿qué
decir? Por hacerlo sólo de los que aquí nos han impuesto, varias veces por las
fuerzas de las armas: a Fernando VII los 100.000 hijos de San Luis, a Alfonso
XII el General Pavía entrando con su caballo en el Congreso, su hijo el XIII
sostenido por el general golpista Primo de Rivera; o al ahora huido, Juan
Carlos I, primero de la actual monarquía designado por un general felón, dictador
y asesino. No creo que entre ellos se encuentre el “supremo salvador” de la
citada estrofa.
Hoy en España
tenemos un gobierno de izquierda moderada (alguno lo calificaríamos de
centroizquierda) que incluso podríamos denominar como de progreso. Un gobierno
en el que por primera vez desde el fin de la dictadura hay ministras y
ministros de la izquierda transformadora, uno de ellos militante del PCE, algo
que no ocurría desde la guerra civil.
Aunque la
Izquierda, incluso la moderada[1], llegue a tener el gobierno
ello no supone detentar el poder real y eso es algo que se le plantea a
cualquier fuerza de izquierdas que llegue a gobernar y es el problema en el que
se encuentra el actual gobierno español mientras que para la derecha, la clase
capitalista tener el gobierno es además seguir teniendo el poder económico que
siempre ha tenido, además de controlar los principales órganos del Estado como
el judicial[2],
el ejército y los medios de comunicación.
Un gobierno
de izquierda, incluso moderada, que quiera hacer transformaciones en beneficio
del pueblo no tendrá más remedio que enfrentarse a los poderes económicos e,
indudablemente habrá resistencias a los cambios que desde ese gobierno se
quieran llevar a cabo y más fuertes aún a aquellos que se quieran implementar
desde Unidas Podemos; esa es la actual situación en la que se encuentra el
gobierno de España.
Tener el
gobierno es una herramienta de gran importancia para que las fuerzas
progresistas puedan iniciar el camino de avanzar hacia la realización de transformaciones
en las estructuras económicas, así como en la `protección social, la igualdad
de género y la transición hacia un modelo productivo más ecológico que
contemple la emancipación social, en definitiva iniciando cambios profundos en
favor la mayoría de la población.
¿Basta con
tener el gobierno? ¿Basta como decía Cayo Lara con tener el BOE? Con frecuencia
he escuchado en conversaciones con personas inequívocamente de izquierdas que “el
Gobierno lo que tiene que hacer esto y lo otro”; derogar la Reforma Laboral, hacer
lo mismo con la “Ley Mordaza”; acabar y revertir las privatizaciones de la
sanidad, de lo socio sanitario, de lo social y de la educación; instaurar
pensiones dignas y blindadas por Ley, crear una banca pública[3], una fiscalidad progresiva
y justa, iniciar una transición verdaderamente ecológica, etc…. Y es cierto que
el gobierno actual tiene que hacer todo esto y más, pero ¿puede hacerlo sólo? ¿Le
basta con tener el BOE?
Un gobierno
de izquierdas incluso con mayoría absoluta, lo tendría difícil pues no hay que
olvidar que los poderes del estado y supra estatales –judicatura, ejército,
fuerzas de orden público, Comisión Europea, Banco Central Europeo, FMI, etc.-,
así como otras estructuras como la banca, las grandes corporaciones empresariales,
los medios de comunicación privados, siguen en manos de la clase capitalista.
La posesión de la mayoría absoluta no es el caso del actual gobierno de España
cuyas medidas siempre estarán sometidas al apoyo de fuerzas que, como el PNV,
no están precisamente por el cambio de modelo productivo y menos de la
emancipación social.
A esto, en
nuestro caso hay necesariamente que añadir que el gobierno PSOE y Unidas
Podemos tiene entre sus miembros ministros claramente de izquierdas, otros de
centro izquierda y otros de carácter claramente neoliberal, cuya más clara
representante sería la Vicepresidenta Tercera y ministra de Asuntos Económicos
Nadia Calviño.
Cualquier
intento de realizar cambios estructurales que vayan exclusivamente de arriba
abajo está condenado al fracaso. Para llevar a cabo este tipo de cambios reales
en las estructuras productivas y de reproducción social es indispensable una
relación estrecha y de mutua interrelación, diálogo y trabajo conjunto entre un
gobierno de izquierdas, como se autodenomina el actual, y la población;
colaboración que debería ser aún más intensa entre los ministros de Unidas
Podemos y los colectivos sociales y sindicales.
Esta relación
que en España es tremendamente débil puede llegar a romperse e incluso
transformarse en conflictiva si el gobierno no pone en práctica las medidas por
las que fue elegido, lo que puede suceder incluso sí simplemente duda en
hacerlo; y mucho nos tememos que en casos como por ejemplo la Reforma Laboral o
en la puesta en marcha de una fiscalidad más justa, está sucediendo, y aún más
en esto último con el giro del PSOE hacia Ciudadanos que no deja de ser una
muestra más de la tendencia de ese partido a inclinarse hacia la derecha.
Sí el
gobierno de coalición PSOE-UP quiere realmente acabar con las políticas de
austeridad y de privatización[4] de los últimos tiempos
tendrá inevitablemente en contra a las fuerzas conservadoras y a los poderes
económicos nacionales y europeos, algo que ocurre con simplemente mencionar
algunas medidas como la de una reforma fiscal justa y progresiva, pero es que
incluso renunciando a parte del programa gracias al cual gobierna, un ejecutivo
de izquierdas encontrará una fuerte oposición, véase el ejemplo de la reforma
laboral y su derogación incluso parcial; es de ilusos pretender que se va a
convencer a las clases que detentan el poder económico (Banca, eléctrica, COE,
etc.), así como a las instituciones económicas nacionales (ej. El Banco de
España) y europeas de la bondad de tales medidas.
Para poder
llevar a cabo esas medidas un gobierno de izquierdas, incluso uno de izquierdas
moderada, debe contar con el apoyo explícito y continuo de quienes les votaron,
así como la crítica hacia ellos cuando se alejen de las medidas anunciadas o
titubeen a la hora de aplicarlas y para
ello son fundamentales las organizaciones que los sustentan, así como los
sindicatos de clase y los colectivos y movimientos sociales transformadores
(feminista, ecologista, pensionista, de sanidad educación y servicios sociales,
agrario, etc.)
Movimientos
colectivos y organizaciones políticas y sindicales que, al mismo tiempo que
deben movilizarse ante cualquier ofensiva de la derecha, han de apoyar cualquier
medida progresista, también han de mantenerse vigilantes ante los posibles
titubeos, retrocesos o cesiones a las clases dominante y movilizarse contra
ellas, incluso en estos difíciles momentos para la movilización. Apoyo que por
serlo no debe dejar de manifestar una posición crítica cuando ella sea
necesaria, algo que seguramente tendrá que hacerse con temas como la derogación
de la reforma laboral, la transición ecológica o la reversión de las
privatizaciones en los servicios sanitarios, de educación y sociales. Y esto
también es de aplicación a las organizaciones políticas que los sustentan. La
soledad del gobernante le lleva a alejarse de la realidad y de los suyos, es
obligación de la organización política a la que pertenecen que continuamente
les estén recordando que, además de ministras y ministros, son miembros de una
organización con un programa político que les ha llevado a gobernar.
Pero para que
ello sea posible son necesarias organizaciones fuertes, algo que mucho nos
tememos no es el caso de nuestro país ni de Europa, pero eso es otra historia.
Quiero
terminar como se ha empezado. No podemos confiar en que nuestros tribunos
(ministras y ministros) sean los que nos salven, no porque no quieran, sino
porque nunca podrán sin el esfuerzo popular.
Conil de la Frontera
septiembre 2020
[1] Los
anteriores gobiernos del PSOE, especialmente los de Felipe González no pueden
ser considerados de izquierda, ni siquiera moderada
[2] Cada vez
que el PP pierde las elecciones, bloquea la renovación del Consejo General del
Poder Judicial, del Defensor del Pueblo y del Tribunal Constitucional. “No es
solo una cuestión política. No se trata solo de la batalla por la hegemonía de
la derecha, no es un postureo del PP mirando a Vox. Es algo más profundo y
peligroso. Forma parte de una estrategia evidente y declarada, que pretende
utilizar a los tribunales como un ariete contra el Gobierno legal y legítimo de
la nación”. Ignacio Escolar. @iescolar. eldiario.es 3-9-2020
[3] Mientras
se escribe esto se recibe la noticia de la fusión entre Caixa Bank y Bankia (la
antigua Caja Madrid) fusión que acaba con la posibilidad de creación de una
banca pública basándose en el pilar de Bankia en la que el Estado tiene más del
60% de las accione. Fusión que parece contar con el visto bueno del gobierno,
aunque se podría afirmar que sólo de la parte más neoliberlal de la misma
Calviño y Cía, pero con el visto bueno del presidente que, por otra parte ha
ocultado la negociación a los ministros de Unidas Podemos hasta el momento en
que ha saltado a los medios de comunicación.
[4] Algo que
no sólo no está claro en el ala más neoliberal del PSOE, sino que más bien
están a favor de ellas.
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