miércoles, 5 de junio de 2024

CINCO DE JUNIO, DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE Y ANTEVÍSPERA DE LAS ELECCIONES EUROPEAS

 Hoy 5 de Junio, Día Mundial del Medio ambiente, estamos a ya en  la puerta de unas elecciones en las que los ciudadanos y ciudadanas de la Unión Europea decidiremos las políticas ambientales  que, más allá de los próximos cinco años, serán decisivas para el futuro climático y ecológico de nuestro planeta; años en los que la Unión Europea se enfrentará a desafíos sin precedentes que amenazan no solo la integridad de nuestros ecosistemas, sino también la cohesión social, económica y política de nuestra comunidad de países.

Amenazas procedentes de los partidos de la derecha y ultraderecha que, alimentando el comprensible descontento de quienes se sienten amenazados por un Pacto Verde Europeo, no sólo insuficiente sino orientado no en favor de las clases trabajadoras, sino al de las grandes empresas, lo aprovechan para llevarnos a una Europa de políticas reaccionarias, cuando no fascistas, a un Europa de retrocesos sociales o a una Europa que reniegue de la transición ecológica y la lucha contra el calentamiento global en favor de una capitalismo que es inevitablemente, comprometiendo nuestro futuro por los beneficios económicos de unos pocos.

Ante el auge del populismo homófobo, clasista, racista y antiecológico es crucial que la Unión Europea no solo defienda, sino que también lleve a cabo una transformación ecológica  con mirada de largo plazo en el compromiso con políticas sociales, ecológicas y feministas; convirtiéndose así en un referente de derechos sociales y de acción climática y de biodiversidad, especialmente en un momento en que la humanidad se acerca peligrosamente a puntos de no retorno ecológico.

Sólo la izquierda puede conceptualizar esta transformación ecológica, energética e industrial socialmente justa, en la que, si bien la tecnología desempeñará un papel importante, esta transición consiste principalmente en una transformación social del modo de producción y consumo, que debe democratizarse y adaptarse a las necesidades reales de la población y a los límites del planeta. Una transformación medioambiental radical debe ir acompañada de la lucha por la justicia social y la lucha contra la dominación del mercado para lograr una transición justa hacia economías verdes.

Nuevo Pacto Eco-social, en favor de las clases trabajadoras, que sustituya al capitalismo verde y “greenwashing” o “lavado de imagen verde” del Pacto Verde Europeo, no sólo insuficiente si no fundamentalmente orientado a mantener los beneficios de las grandes empresas.

La capacidad creativa de la clase obrera es clave para abordar la crisis ecológica y social es una herramienta fundamental para caminar por una transición justa concebida de forma democrática que conduzca a una nueva economía ecológica y feminista sin dejar a nadie de lado.

Una economía ecofeminista basada en la aceptación de hechos como que el vínculo entre las mujeres y el medio ambiente está estructurado por la organización de la producción, de la reproducción y la distribución definidas tanto por las relaciones de clase como por el género ya que la degradación de la naturaleza está íntimamente relacionada con la devaluación de la mujer bajo el sistema de opresión patriarcal propio de esa organización capitalista de la producción.

Es necesario pues que tenga lugar una transición ecológica y energética que no debería conducir a la destrucción de empleo sino todo lo contrario. Una transición que con la inevitable reducción de empleos en aquellos sectores perjudiciales para el medio ambiente, traiga consigo el aumento de empleo de calidad en los sectores productivos ecológicamente sostenibles, los normalmente denominados  como  “empleos verdes”, siendo para ello un ambicioso plan europeo de inversiones para que las empresas y los servicios públicos creen nuevos puestos de trabajo y ofrezcan formación para ocuparlos.

Izquierda Unida es la única fuerza que se posiciona claramente por este modelo de transición basado en una planificación democrática, ecológica, feminista y socialista de la economía y ello en una UE que determina nuestro día a día: coste de la vida, hipotecas, paz o el medioambiente.

En estas elecciones nos jugamos literalmente la vida por lo que necesitamos fuerza en el Parlamento Europeo para defendernos de las grandes multinacionales, sus lobbies y sus representantes políticos y para esa defensa es necesaria la presencia Izquierda Unida en el Parlamento Europeo, la presencia de personas luchadoras como Manu Pineda.

José Ramón Mendoza

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